miércoles, 6 de diciembre de 2017

Ediciones Dharma

"Creemos que debemos hacer que las cosas ocurran. Con el tiempo nos damos cuenta de que nunca fue así. Todas nuestras acciones son espontáneas, aunque no lo veamos de este modo.
Todo esto es muy inquietante, pero la práctica budista no ofrece antídoto para el sentirse extraño. Sería sorprendente si no te sintieras raro, de un modo o de otro, porque cualquier cosa que sea inquietante para el ego hace que te sientas así. Pero con la práctica, nos acercamos a una estabilidad mayor, que descansa en la consciencia y en la confianza en el espacio mismo.
Esa estabilidad última puede estar muy escondida. Pero puedes sentirla muy brevemente en cualquier momento: como una inspiración, una intuición, o una revelación repentina sobre la naturaleza del espacio alrededor (el hecho sorprendente de que el espacio esté conectado con la verdad misma). Los practicantes budistas han practicado de ese modo durante 2500 años o más, y muchísima gente de diferentes culturas ha experimentado ese mismo tipo de cosas inquietantes.
Si todo es tan perturbador e inquietante, ¿por qué la gente sigue ese camino? La respuesta está en que puede que estas experiencias meditativas no sean la verdad última, pero sí conducen en una dirección más cercana a la verdad, que el quedarnos inmóviles, sin hacer nada. Cuando nos hacemos esas preguntas fundamentales sobre la naturaleza de la existencia, realmente queremos conocer la verdad. Los seres humanos parecemos tener una lealtad natural a la verdad, y es por eso por lo que continuamos practicando, por muy inquietante que resulte."

-No mirar hacia otro lado
(El camino del budismo más allá de la esperanza y el miedo)
Rigdzin Shikpo.
Ediciones Dharma-

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