viernes, 15 de febrero de 2013

Razones para vivir el momento presente



Hay muchas buenas razones para vivir el momento presente


Todos tenemos el deseo de vivir el momento presente, porque tenemos recuerdos de los momentos en la vida en que vivimos el presente intensamente, como cuando nos enamoramos, o al dar a luz.
Es posible redescubrir ese sentimiento otra vez – por ejemplo, lo sentimos cuando paseamos por el bosque y nos damos cuenta de repente de que hay algo más, algo diferente. Al alcanzar este estado mental, volvemos a nuestra esencia de nuevo.
Nos cuesta tanto vivir el momento también por motivos biológicos. Tenemos un cerebro neolítico controlado por los impulsos de “escapar, luchar o paralizarnos” – y esta parte tan antigua de nuestro cerebro aún está activa. Estamos diseñados para estar atentos constantemente para evitar ser devorados.
A través de la técnica Mindfulness, entrenamos a nuestro cerebro a enfrentarse a la situación presente sin escapar, sin huir. Esto sucede sobre todo cuando la actividad cerebral se traslada del lóbulo frontal derecho al izquierdo, que tiene que ver con la creatividad, la paz y la felicidad.
Otro motivo por el que hemos perdido la capacidad de escuchar a nuestras señales, a nuestro propio cuerpo, es que seguimos una serie de reglas impuestas por el mundo exterior, por ejemplo en torno a nuestra salud. Escuchamos constantemente los consejos de otros sobre cómo vivir, dormir y comer, en lugar de escuchar lo que nuestro cuerpo nos dice realmente. Hemos llegado a creer que nuestros recursos, sabiduría e inteligencia están fuera de nosotros, pero esto se aleja mucho de la realidad.
Cuando no estamos presentes en el momento, nuestras relaciones están controladas por nuestras expectativas, en lugar de abordar lo que realmente es. Una relación de dos personas que no están presentes es como dos aspiradoras enfrentadas: cada una intenta llenar suvacío, con lo que ambas se están chupando la energía y acaban exhaustas.
Cuando estamos presentes en el ahora, nos percibimos mejor a nosotros mismos, con lo que podemos tomar responsabilidad por nuestros propios sentimientos en lugar de echar la culpa a otro. Al soltar los juicios y las expectativas, se abren un montón de posibilidades nuevas. Esto también es aplicable al aspecto erótico de una relación, en la que los hábitos y las rutinas pueden romperse a favor de una manera más explorativa de descubrirse el uno al otro.
La técnica Mindfulness es un entrenamiento de la consciencia, pero también supone ejercitar la habilidad de soltar el control mental habitual, para estar sencillamente con lo que es. Estás entrenando a tu cerebro y por tanto abriéndote a una mayor creatividad. Al mismo tiempo, estás desarrollando confianza en tu sabiduría interior, permitiéndote pensar con mayor amplitud de miras. Esto nos da acceso a muchos recursos y automáticamente surgen de nuestro interior nuevas formas de creatividad.
Para mí, esta técnica ha puesto a mi disposición un contacto con mi ser interno. Soy humano y me influye lo que pasa en la vida, pero mi felicidad ya no depende de circunstancias externas. Puedo describirlo como un sentimiento de que la vida está de mi parte, aun en medio de la adversidad o de las crisis. La práctica del Mindfulness me da una profunda paz interior y sensación de conexión.

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